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1. I walk down the street. There is a deep hole in the pavement. I fall in. I am lost…I am hopeless. It isn’t my fault. It takes forever to find a way out.
2. I walk down the same street. There is a deep hole in the sidewalk. I pretend I don’t see it. I fall in again. I can’t believe I’m in the same place. But it isn’t my fault. It still takes a long time to get out.
3. I walk down the same street There is a deep hole in the sidewalk I see it is there. I still fall in…it’s a habit. My eyes are open I know where I am It is my fault I get out immediately.
4. I walk down the same street. There is a deep hole in the sidewalk I walk around it.
5. I walk down a different street.
I first came across the Autobiography in Five short Chapters around the turn of the century. I read it in Sogyal Rinpoche’s “The Tibetan Book of Living and Dying”. It had a strong and an immediate impact on me, and I have since used to whenever I am trying to detect patterns in my life and in myself. Which is, kind of, always.
Patterns are like waves on the shore, they crash and recede, then crash again. If the wind is blowing a certain way, there may be more debris floating on the surface. If it is stormy, the waves may be destructive. If it is calm, they waves may only lap at the shoreline. But the waves keep coming.
Most of us live like on Repeat. We get some ingrained habits when we are young, then never question them. They can be useful – brushing your teeth. And they can be toxic – narcissists, for example, are formed, not born. The reason that the Autobiography in Five Short Chapters is so useful is twofold:
Firstly, it shows us the cyclical nature of our problems. Then, it shows us that we are responsible for behaviour that repeats.
This resonates particularly strongly with me because of my penchant for independence. I believe that the point of living is to be(come) free. Freedom is about making good choices even when no one is looking. It is about walking down another damn street, making that change and getting the hell out of the rut. You are simply NOT free as long as you are on auto-pilot. Truth.
So, every time you catch yourself going round and round again in that same old loop, STOP! read the Autobiography in Five Short Chapters and ask yourself “Which chapter am I on?”
I have done this many times, answering myself “oh, 4” and then a year or two later, I repeat, and I ask myself “Which chapter am I on?” and maybe this time I am a little more humble and say “maybe 3?”
Change takes time, deep change takes forever, but you get there slowly and one day you find yourself WALKING DOWN A DIFFERENT STREET. And then, you’re free. Well, free of that habit at least.
A fundamental part of my philosophy of Renaissance 2.0 is the idea of personal responsibility for one’s health and happiness. But, in contrast to some of the anti-maskers in the Wellness world, although I advocate personal responsibility, I also advocate for collective responsibility. In fact, the roots of my understanding of anarchism is that we are at once personally responsible and socially/collectively responsible. These shared duties are the cornerstone of a truly free society. Maybe if we were to ask ourselves, collectively, which chapter are we on, and answer honestly, humanity might stand a chance of getting out of the mess that we have made for ourselves. (I refer to the economic and environmental mess. I believe that we are doing well in some things and poorly in others. More on that later).
For now, peace and goodnight. Be well, be strong and be free.
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Muy buenas, hoy os escribo en español ya que este post va destinado a una persona en concreto.
Pues, este pobre persona sufre desde hace tiempo con problemas intestinales, concretamente diarreas. Le condiciona la vida bastante, ya que son frecuentes y diarias. Habiendo ya consultado con su medico, pero sin encontrar la solución, tiene que convivir con esta molestia. No suena exactamente agradable, ¿no?
Por suerte, la Naturopatia nos ofrece unas posibles respuestas al asunto. Es posible que sufra del Síndrome de Intestino Perforado.
Lo primero que voy a hacer es colgar unos enlaces porque hay mucha gente que escribe mejor que yo en español (aunque poca en inglés 😉 Listos para la lista? Vamos:
Si has tomado el tiempo de mirar los links, verás que el núcleo del problema tiene que ver con la inflamación y la dieta. Se habla mucho, hoy en día, de la inflamación. Quizás porque estamos casi todos sufriendo de varios grados de inflamación crónica. La culpa es “la vida moderna” – la comida basura, la falta de ejercicio, los residuos de pesticidas, fungicidas y conservantes y una larga etc. Pero ahora no voy a adentrarme mucho en eso, ya que es una materia muy, muy extensa.
Lo que sí, voy a comentar, es un poco sobre un organismo que suele estar presente in los intestinos sensibles, dañados y inflamados: Candida albicans, ó C.albicans. C.albicans es un hongo que todos tenemos en nuestro cuerpo. Es casi como la levadura del pan (Saccharomyces cerevisiae) – ubicuo. C.albicans convive felizmente con nosotros porque tenemos unos amiguitos que nos protegen contra él. (ó ella?) En el intestino, las bacterias son nuestros amigos más fieles. Pero, cómo que una bacteria nos puede proteger? Tiene que ver con su metabolismo…no te asustes, quedamos con explicaciones sencillas.
Bueno, tanto los hongos cómo las bacterias son unicellular. Eso significa que todo lo que necesitan para vivir lo tiene en una célula. Tal cómo nosotros comemos alimentos para vivir, y echamos fuera lo no digerido, las bacterias y los hongos lo hacen. Lo importante es lo que echan fuera. Hay hongos que comen azucares (carbono) y echan alcohol. La C.albicans puede hacer eso. Hay bacterias que comen azucares y echan ácidos. Nuestros amiguitas hacen eso. Al echar sus ácidos, el crecimiento de C.albicans se ve frenado. C.albicans está, pero no se pasa.
Pero, a veces nos vemos obligados a tomar antibióticos. Lástima que no solo matan a los bichos que nos ataquen a la garganta, sino a todas las bacterias del cuerpo. Cuando pasa eso OJO! Porque la C.albicans aprovecha el vacío y empieza un crecimiento brutal.
Los hongos son capaces de existir en diferentes estados – las esporas y los micelios. Cuando C.albicans está controlada, hay más esporas. Cuando se descontrola, llegan los micelios. Los micelios tienen “raices” que pueden llegar a penetrar nuestra pared intestinal, causando el “Leaky Gut Syndrome” (LGS) ó “Syndrome de intestino permeable” (SIP).
El rol metabólico del intestino grueso es de excretar del cuerpo lo que no se puede digerir, y re-absorber alguna vitamina y algo de agua. Los restos muevan por el intestino por unas contracciones musculares. No es deseable que los restos pasasen mucho tiempo en el intestino ya que pueden fermentar…pero tampoco tienen que irse huyendo, ya que perdemos una parte de nuestra nutrición. En los pacientes de SIP, las dos coses suelen pasar – hay fermentación, pero también hay pérdidas. Resumiendo, la cosa no está en equilibrio. El SIP daña a los tejidos del intestino, perjudicando su buen funcionamiento. Y así llegamos a las gases, las diarreas, el dolor, el flato y incluso algunas patologías alejadas de la zona intestinal, pero vinculadas al síndrome. Piensa en el acne, la eczema y vas del buen camino. La lista es larga, ponte a investigar, ok?
La solución es llevar durante unos 3 meses una dieta muy restringida y depurativa. Nada de NADA de pan, pasta, azúcar, alcohol, alimentos fermentados, fruta dulce, bollería, postres en general etc etc. Efectivamente, quieres dejar C.albicans morirse de hambre. Tranquilo, tú no te vas a morirte de hambre…hay muchos alimentos que entran en la dieta…legumbres, semillas, verduras (la lechuga, no), algunos cereales como la cebada…Pero sí, la dieta es estricta y vas a tener algunos secuelas de reacciones de “detox”.
La buena noticia es que la dieta estricta no sea para siempre, y que el intestino puede llegar a repararse.
Así que, espero que te ha gustado el post, y que has podido entender el asunto. Si te apetece compartir, te lo agradezco ya que nunca se sabe a quien le pueda venir bien la información…
Sin nada más, te mando un abrazo luminoso y mucha paz,
Rachel
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